¿Qué se necesita para decidir lanzarse a la aventura de un emprendimiento propio? ¿Cualquier persona puede hacerlo? ¿Cómo se compagina la vida privada con los negocios cuando una familia monta una empresa? Néstor Rabinovich, psicólogo y consultor, responde estas y más preguntas y adelanta los contenidos de dos cursos online que dicta a través de la Escuela de Negocios CAME: Emprender y Empresas familiares: claves de la gestión eficiente. Además, tiene a su cargo otros dos cursos de la amplia oferta de capacitación que brinda la entidad representativa de las pymes: Calidad de servicios y atención al cliente y Técnicas de venta.

Néstor Rabinovich, docente de la Escuela de Negocios de CAME
¿Qué perfil de alumnos ves que se suman a los cursos online de CAME?
Yo doy cuatro cursos en la plataforma. En términos generales he visto mucha variedad. Algo que me parece muy positivo y que me alegra es la participación de gente de muchos lugares del país, inclusive de lugares que uno dice: “¿Dónde queda esta ciudad?”. Es notable el alcance que tiene CAME.
¿Se puede enseñar a emprender?
En el curso decimos que hay tres niveles para emprender, o para lo que sea: el nivel que tiene que ver con el deseo o la actitud, el que tiene que ver con el conocimiento y el de la habilidad. Yo te puedo transmitir un conocimiento, te puedo transmitir qué habilidades de vos se requieren, lo que no puedo hacer es absolutamente nada con tus ganas. Por ejemplo, vos me podés traer un manual de cómo tirarse en paracaídas y me podés explicar qué habilidades tengo que desplegar para hacerlo… Pero yo ni loco me tiro en paracaídas. El trabajar sobre la actitud y sobre el deseo es difícil. Lo que hago es transmitir la importancia de eso, mandar a los alumnos videos que un poco transmiten esto de la actitud y el deseo, porque sin esto el emprendedurismo y casi cualquier cosa en la vida pierde totalmente la fuerza.
¿Qué actitud se necesita para decidir emprender?
Perseverancia. Perseverancia quiere decir con insistencia, con inteligencia. Muchas veces me preguntan: “¿Perseverancia es ponerse pesado?”. Y en un punto sí. Cuanto más uno insiste con un potencial cliente, insiste de las distintas maneras que hoy podés insistir, más posibilidades hay de que lo tuyo funcione. Lo que pasa es que la perseverancia presupone tener confianza en uno mismo, que te valores y que ante la primera de cambio no te caigas. El segundo punto tiene que ver con superar los prejuicios. Aquel que va a emprender, va a vender. Va a venderse a sí mismo y a su idea. Y hacia la gente que emprende y vende hay prejuicios. ¿Cuáles son los prejuiciosos? Este me quiere sacar algo, este me quiere afanar, este me quiere mentir. Parece raro, pero esto pasa. Y ese prejuicio uno lo tiene que superar y trascender. El tercer punto consiste en saber que tenés que ofrecer algo de una forma distinta. Lo tuyo en algo tiene que ser o parecer diferente porque no hay nada nuevo; o sea, está todo inventado. La rueda se inventó y pasaron miles de años hasta que a alguien se le ocurrió que a la valija le podías poner ruedas. Unió dos cosas que estaban, no inventó la pólvora. Pero tuvo la cabeza abierta para juntarlas.
Más allá de estas tres cuestiones de actitud, ¿qué es lo primero que tendría que hacer una persona que quiere emprender?
Tener una idea lo más clara posible y ponerse metas también claras, posibles y alcanzables es un 70 u 80% para empezar. Si vos te pones la meta de ser mejor que Bill Gates, va a estar lejos de tus posibilidades. Lo primero es ponerte metas que te acerquen a esa idea. Tiene que ser muy claro, tan claro como para que lo escribas en una hoja y lo mires día por medio.
¿Qué dificultades ves en el emprendedurismo?
Las dificultades son las propias que presenta este país para todos: los vaivenes, las idas y vueltas, los cambios de reglas. Pero son dificultades para todos. Entonces, hay que poder atravesarlas con inteligencia, con inteligencia comercial, con inteligencia emocional, pero atravesarlas. Este país da muchas oportunidades para que la gente diga: “No, como las cosas son así, acá no se puede”. Y eso no es cierto.
¿Y hay alguna receta para salir de ese pensamiento negativo?
La primera es admitir que si no puedo es porque yo estoy haciendo algo mal, no porque el país está mal.
No poner la culpa fuera, sería…
Claro. Es fácil decir: “No, acá no porque mira lo que pasa con el dólar”. Sí, el dólar pasa, pero nos pasa para todos. No todos se quedan con eso, porque si vos te quedas en eso es como que en la vida vivas con el espejo retrovisor, mirando para atrás. Este es un país donde la melancolía es lo que nos mata. ¿Qué es la melancolía? Es estar mirando para atrás lo que no fue, lo que no se pudo. Mientras miramos lo que no se pudo, lo que no fue, no voy para adelante.
¿Qué puntos en común observás entre montar un emprendimiento propio y una empresa familiar?
Lo primero que hay en común es que el emprendedor, en cuanto busca a alguien que lo ayude, busca a alguien de su familia. Empieza siendo como un favor: “Dale, venite, acompañame, comprame”. El emprendedor empieza buscando gente de la familia. En eso se unen. Después se verá si siguen juntos o no y si el emprendimiento funciona.
¿Cómo se hace en una empresa familiar para que no entren en tensión los afectos familiares con los negocios?
Rispideces hay. Es como en un matrimonio. El problema no son las rispideces, las discusiones, los conflictos. El tema es en qué medida la familia empieza a entender que los negocios tienen una lógica distinta de la familia. Por ejemplo, en la familia, si tus hijos te piden plata, les das plata; hicieron algo mal y los pones en penitencia. ¿En los negocios podés funcionar igual? Uno diría que no, que no es la misma lógica. Hay otra gente que no es de la familia, entonces ¿qué ejemplo les das? ¿Cómo va a manejar el dinero? Hay algo que se llama trampas en la empresa familiar. Estas trampas te pueden morfar como negocio de familia. En la medida en que las prevengas podés salir adelante. Resumiendo, cuando la familia empieza a hacer una empresa, la hace como son como familia. Es lo lógico. Pero en un momento tienen que darse cuenta de que no la pueden seguir haciendo de ese modo, porque la comunicación para hacer un negocio no puede ser la de cuando estamos sentados comiendo en el comedor de casa.
¿Cómo se da cuenta una familia de que llegó ese momento?
Cuando ya pasó algo. En general, la gente no cambia por anticipado, cambia cuando algo ya pasó. O lo empiezan a mejorar entre ellos o llaman a un externo para que los ayude.
Hablaste de trampas. ¿Cuáles serían?
Se ha estudiado que hay alrededor de 5 ó 7 situaciones de riesgo que son típicas de las empresas familiares, que todas atraviesan alguna de ellas y que la virtud está en darse cuenta y poder anticipar lo más posible y aprender a conversar. ¿Cuáles son ellas? Una es el manejo del dinero. ¿Qué es del negocio y qué es mío? Otra trampa o riesgo estudiado es todo el proceso de la transición generacional. Cuando no se empieza a conversar a tiempo el cambio de una generación a otra, de los fundadores que ya tiene una edad determinada para pasarle la posta a los hijos, se da una situación de riesgo en la que caen muchas empresas familiares. Nombro esas dos que son las que más pueden resonar.
Hay empresas familiares que subsisten durante generaciones…
Primero vamos a aclarar un mito: el 80% de las pymes en el mundo y en la Argentina son familiares. Además, sobreviven más las empresas familiares que las no familiares. Eso quiere decir que aquello de que las empresas familiares son un desastre y se mueren es falso. Así que tener una empresa familiar te da más garantía de éxito que si no lo fuera. Eso no quiere decir que sea un lecho de rosas. La verdad es que es lo que mejor funciona, lo que más hay y son las que más renta generan en los países y las que mejor atravesaron la pandemia, que no es menor. Respecto de las recetas, yo te diría que para mí la gran virtud y lo más difícil es aprender a conversar. Y más en la era de la tecnología donde parece que conversar es mandarse un WhatsApp. Eso no es conversar.
Para conocer más sobre la Escuela de Negocios CAME y las distintas posibilidades de capacitación que ofrece, se puede ingresar a https://escuela-negocios-came.com.ar/
Escrita por Guadalupe Farina.